REGISTRO 04. ESPACIO TIEMPO
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Julia Carrillo, matemática de formación, experimenta a través de su obra con diferentes soluciones que lindan con el pensamiento científico mientras optan, al mismo tiempo, por traducir problemas de esa disciplina en enunciados artísticos de enorme atractivo. Aun si el visitante convencional no contara con el conocimiento necesario para entender las complejas soluciones matemáticas y formales de Carrillo, la gran fuerza y belleza que emanan del resultado logra evadir esas fronteras.
En esta ocasión Carrillo nos brinda la posibilidad de entrar, literalmente, en un enorme caleidoscopio llamado Adhara. En la instalación, gracias al acomodo preciso de cuatro caras de espejo que responden a un problema geométrico concreto, se crea el efecto de un espacio infinito. En la pieza especialmente producida para Registro 04, el espectador enfrenta a un espacio definido por formas, colores y luz, que recuerda la estructura de un fractal. El reflejo infinito de varias geometrías y el hecho de volverse paulatinamente más pequeñas, envuelve la experiencia del visitante en un efecto vertiginoso. Los ángulos de corte y posicionamiento de las placas de espejo se traducen en resultados tan refinadamente calculados que la menor alteración en su acomodo descompondría la experiencia de manera dramática. Varios cubos de luz que van alterando sus tonalidades de manera muy sutil parecen flotar en el espacio. La diferencia entre este caleidoscopio y otros consiste en que la posibilidad de entrar en la estructura de espejos en lugar de observar desde fuera a través de una mirilla, transforma radicalmente la experiencia del espectador.
El título Adhara está inspirado en una estrella binaria real, ubicada en la constelación Canis Major. Las estrellas binarias son dos cuerpos celestes que interactúan entre sí, moviéndose y contraponiéndose constantemente. Los títulos elegidos por Carrillo funcionan desde un plano poético, y tienen el objetivo de añadir algo a la reflexión. A pesar de que en un primer momento al espectador le parezca estar enfrentando una especie de acertijo, al conocer las referencias reales de los títulos las dudas se esclarecen. Carrillo no busca caer en rebuscamientos conceptuales sino referir a cuestiones independientes de la manera como percibimos las cosas. En su caso, por ejemplo, las formas de los cubos originados dentro de su caleidoscopio la remiten poéticamente a las estrellas binarias.
Un grupo adicional de pinturas presentes en la exposición surge de la interrelación de varios módulos en un plano cartesiano. A manera de coordenadas, Carrillo resuelve plásticamente operaciones de tipo constructivo donde resulta posible combinar estos módulos. Los espacios generados son traslúcidos y, en consecuencia, la interacción geométrica entre varios volúmenes se vuelve evidente. En el fondo, lo que unifica estas piezas es el cuestionamiento sobre espacio interior y exterior, así como sobre forma, luz, color y transparencia.
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Gonzalo Ortega